martes, 16 de noviembre de 2010

La censura se vuelve a imponer, esta vez en el desierto

En un mundo en que Internet parecía haber abierto las puertas a la información sin límites, parecía haber convertido nuestra aldea en global, parecía haber conseguido crear un espejo en el que el mundo se reflejase y observase a sí mismo, un velo se ha vuelto a interponer entre ese mundo y su imagen. La libertad ansiada y pretendida con la red no es tal, pero no es debido a las propias condiciones del sistema, sino a gobiernos y sociedades que lo restringen.

Esta semana hemos asistido al despreciable comportamiento de Marruecos censurando periodistas y vetando la información proveniente del Aaiún. Incluso se ha atrevido a justificarse declarando que “ciertos” periodistas se comportan más como activistas que como periodistas y que las noticias emitidas sobre lo ocurrido son sesgadas, nada objetivas y un largo etc bastante más directo que estas palabras.

Pero este suceso no sirve sino para advertir una vez más, en el plano informativo, de algo que ocurre en el mundo a diario: censura y manipulación informativa. Se cuentan por decenas los países que restringen el acceso a Internet de sus ciudadanos, desde la utilización de herramientas sociales, hasta la prohibición de Facebook en el cas de China. Quería enlazaros a informes en los que esto se especificase, pero no he encontrado ninguno lo suficientemente reciente.

Sí que he encontrado datos curiosos como el nuevo proyecto de Google para la denuncia de la censura informativa: un mapa en el que se señalen aquellos lugares en los que su utilización se está viendo condicionada por algo. Digo curioso porque precisamente Google colaboró con China en la elaboración de una versión china del buscador que restringiese las búsquedas a páginas aprobadas por el régimen. Y digo curioso también porque parece ser que el invento funciona de tal forma que también advierte cortes de luz, etc, como formas de restricción de su sistema e incluye países como España o EEUU en la lista.

Volviendo al Sahara, desde aquí, todo el apoyo a esas personas inocentes que están sufriendo y que lo llevan haciendo desde hace 35 años. Un pueblo oprimido que no ve el día en que esto acabe y por el que hay que presionar a todos aquellos organismos gubernamentales capaces de hacer algo para solucionar el conflicto. Desde aquí, una voz más alzada por un Sahara libre y dispuesta a gritar por el derecho fundamental a la libertad de expresión e información.

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