lunes, 7 de junio de 2010

Discriminación “positiva”

Este término siempre me ha indignado bastante. Discriminación es discriminación, no pongamos epítetos sin significado para sentir que hacemos algo por la sociedad. Y como en toda discriminación siempre hay una víctima. En el caso al que me quiero referir dicha víctima son los hombres maltratados (más de los que creemos que existen)

Hoy Antena3 ha incluido en los titulares de su informativo de las 15:00 una noticia sobre un hombre con denuncias por maltrato que había sido asesinado por su pareja. ¿Fue en defensa propia?, ¿por una reacción desproporcionada ante una amenaza del marido?, ¿por un repentino estado de enajenación inducido por el odio?, ¿o fue premeditado a modo de venganza? Nadie lo sabe porque a los 10 minutos parece ser que decidieron obviar el suceso. Debía de haber alguna feria de quesos o algún desfile más importante.

Este hecho hizo que repara sobre esa expresión que está ahora tan de moda, sobre ese ministerio (el de igualdad) que chupa tanto dinero y cuyas competencias se entrecruzan con las del de Mujer, el de Trabajo, el de Industria y el de Justicia; sobre esos discursos posfeministas (porque el feminismo original carece ya en muchos sitios de sentido y ha evolucionado hacia un pseudofeminismo interesado) que apelan a la igualdad pero que en el fondo piden lo contrario para poder seguir viviendo de sus mismas palabras.

Y todo esto hizo que pensara, aunque fuese solo durante unos minutos, en la posición en la que se encuentran los medios de comunicación con respecto a todo esto. Sin embargo, esos escasos minutos no me han llevado a ninguna conclusión aparente, así que esta cuestión última la dejaré para otro momento en el que me encuentre más inspirada y menos indignada por la falsa y artificial retórica “igualitaria” que invade la sociedad española (y me temo la occidental por no extenderme algo más en el terreno).

Me despido como mienbrA asociada de la humanidad que no entiende por qué aun no hemos superado la etapa de hablar de igualdad para simplemente llevarla a la práctica.