martes, 6 de octubre de 2009

Un flash mundial


Cuatro ha emitido hoy el primer capítulo de Flash Forward, un impactante comienzo de una serie que vuelve a recurrir al tema del destino. No sabemos si la serie irá perdiendo fuelle, pero como todos los capítulos sean como el primero tendremos por un rato piel de gallina los martes por la noche.

El futuro como ente cambiante o como situación inmutable escrita con sangre es algo muy recurrente en el audiovisual americano. Una de las últimas burlas a lo aun no acontecido la encontramos en Heroes (de la mano de nuestro/mi querido Hiro Nakamura y algún que otro visionario), serie que consta ya con cuatro temporadas y que podemos definir como un culebrón con efectos especiales.

Pues bien, los yanquis siempre tan poco recurrentes en sus temáticas han apostado de nuevo por el mañana (escrito o no). Sin embargo, cada vez que vuelven sobre lo mismo lo hacen de una nueva forma que nos deja con los ojos pegados en la pantalla. En esta ocasión, la trama se basa en la novela del mismo nombre de Robert J. Sawyer, y en su adaptación audiovisual se ha optado (por lo menos en el primer capítulo) por darnos un chute de adrenalina con efectos especiales de regalo.

He de decir que tengo una pequeña debilidad en esta serie: Joseph Fiennes. El Shakespeare más enamorado y que más enamora a l@s espectador@s también me captó a mí en su día. Este actor inglés, hijo de una novelista y un fotógrafo, tiene 6 hermanos entre los que se encuentra Ralph Fiennes (un actor a tener MUY en cuenta). Cursó estudios de interpretación en Inglaterra y comenzó a formarse en teatro para después llegar a la gran pantalla. Ahora se ha decidido por la pequeña, algo de agradecer ya que así llegará a nuestras casas una vez por semana.

Flash Forward de momento solo ha presentado a los personajes ha avanzado algo de la trama que los mantendrá ocupados. No se si desear que siga con el mismo tono con el que ha comenzado porque no me apetece engancharme a una serie, algo demasiado probable después de ver el primer capítulo. Siempre nos quedará ese gran invento llamado Internet.

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