domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Estamos en Babia?

Lamentablemente, debido a los maravillosos horarios de mi universidad, hace bastante tiempo que no veo Sé lo que hicisteis… Tampoco veo G20, el programa que Risto Mejide, antiguo “jurado” de OT, lleva en Telecinco. Me temo, además, que no soy la única. Este programa crítico con la clase más conocida de este país va dirigido a aquella audiencia que odia a Pablo Motos o no soporta al Gran Wyoming, entre la cual no me incluyo.

Pero, como suele ocurrir con el zapeo a la hora de cenar, coincidió que pasé por Telecinco en el momento en que el señor Risto despotricaba contra el humorista Ángel Martín por un artículo muy crítico hacia un supuesto pueblo llamado Babia. Debo confesar que me sorprendió mucho lo que se comentó en el programa y que negaba rotundamente con la cabeza mientras lo escuchaba negándome a creérmelo. Afirmé entonces que estaba sacado de contexto. Y, lógicamente, era así.

La historia es muy sencilla. Ramón Arangüena lleva años escribiendo sobre un pueblo imaginario llamado Babia, referido a la expresión “estar en Babia”. A partir de ahí creó, en el número de mayo (o sea, hace ya unos mesecitos), una ficticia visita de Ángel Martin y Dani Mateo a ese supuesto lugar y los tres la describieron en primera persona.

Algo sencillo, gracioso y humorístico que sacado de contexto torpemente se vuelve una polémica. Pero una polémica que queda además alimentada por la propia población. El programa G20 añadió declaraciones de los habitantes de la comarca leonesa Babia. Y me pregunto yo, ¿por qué esa gente cree todo lo que se le cuenta y se presta a declarar sobre algo que no conoce? Y no hablo del pueblo, porque no existe, sino del artículo y la revista en cuestión.

Este panorama intertextual tan presente en la televisión actual se extiende cada vez más y ya no solo entre los propios discursos televisivos. Se ha cruzado la pantalla y ahora afecta a todos los medios y a toda la sociedad. Vivimos dos realidades: la nuestra física y la que nos brindan los medios; y el problema es que muchas veces la secunda prevalece por encima de la primera.

Os dejo con la aclaración de Ángel Martín (en algún sitio hay que posicionarse…):

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