Diego P. V. no es un asesino. O eso es lo que dicen ahora los medios de comunicación informados con comunicados institucionales, los mismos que se utilizaron para afirmar lo contrario: que había matado a la hija de tres años de su novia. Ahora las culpas se reparten entre los informantes y los mediadores. Gracias a este lamentable error, la crisis del periodismo y de modelo que se lleva gestando desde hace algún tiempo ha alcanzado el debate público.
Ayer, en Los Desayunos de La Primera se comentaba cómo, con el paso de los años, el periodista se ha convertido en un simple altavoz de las instituciones. Ya no se investiga, no se contrasta, no se verifica… Poco tiempo y cada vez menos profesionales en los medios convierten al periodismo en un trabajo de gestión de comunicados.
Se necesita un nuevo modelo periodístico enfocado, además, al nuevo entorno digital que se está afianzando y que los medios aún no toman en cuenta. Que este debate haya traspasado las conferencias universitarias para llegar al público es un paso adelante. Sin embargo, no soy optimista. Lo normal es que la semana que viene este tema ya no tenga vigencia y se abandone. Pero no debe ser así.
Si este caso ha servido para sacar a la luz las malas prácticas periodísticas (sin olvidar la responsabilidad que recae en el informe médico) debe ser aprovechado para erradicarlas. El periodismo debe ser investigación, conocimiento, veracidad, pluralidad… En definitiva un contrapoder y no un altavoz de instituciones, no sus peones.
martes, 1 de diciembre de 2009
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