jueves, 21 de octubre de 2010

Ministros y oratorias: Valeriano Gómez


Pepa Bueno intentando sacar algo de provecho, una mano a lo pico pollo, mirada dubitativa y rodeos que parecían la vuelta a España. Éste es el resultado de la breve entrevista que ha concedido el nuevo ministro de trabajo, Valeriano Gómez, esta noche a los informativos de Televisión Española.

Qué le diría a los 4 millones de parados con los que se encuentra, si se podría pensar que la reforma laboral es reformable al recordar que él estuvo presente en la manifestación y si sus años en UGT servirán para las negociaciones han sido las preguntas a las que Pepa Bueno ha intentado obtener respuesta. Pero parece que los cursos de habilidades comunicativas y cómo hablar en público han tenido un efecto de libro sobre el actual ministro.

Es natural escuchar respuestas evasivas, pero éstas en concreto lo han sido especialmente; sobre todo porque el recurso evasivo en cuestión era vago y se basaba únicamente en las palabras del gobierno, cuando, en realidad, las preguntas pedían información algo más personal. Sin embargo, esa gran periodista y presentadora que es Pepa Bueno no ha desistido en su empeño y ha insistido hasta obtener respuestas algo más concretas o hasta dónde se veía que se podía llegar, el ministro no daba más de sí.

Podríamos concederle un indulto a Valeriano Gómez por ser su primera entrevista como ministro, haberse enfrentado a preguntas incómodas y, por tanto, estar intentando lidiar con los nervios. Pero no creo que debamos caer en la compasión con este tipo de cosas. Ser claro es una de las mejores virtudes que puede tener un político (y de la que más suelen carecer).

Al ver estos minutos no he podido evitar pensar en el señor Obama, su presencia, su postura relajada pero completamente inmersa en las palabras que escucha y pronuncia, su ritmo, su tono (y estoy nombreando cuestiones de formato, no de contenido)… Sé que no es justo comparar estos polos no opuestos pero sí muy alejados de capacidad oratoria, pero ha sido inevitable que esto viniera a mi cabeza mientras contemplaba la mano a lo pico pollo moviéndose de arriba abajo rígida incesantemente cual gallina comiendo. Qué daño han hecho los bolígrafos inútiles, las gafas falsas, las manos unidas a lo señor Burns y los picos de aves…

martes, 19 de octubre de 2010

Vuelta al redil, ¡¿GH otra vez?!

He intentado retrasar este momento durante las últimas semanas más por vergüenza que por falta de tiempo; vergüenza por dejar este blog abandonado mes y pico más de lo que se merecía (es decir, más allá de las vacaciones de verano).

¿Excusa?

Ninguna.

¿Por qué ahora?

Porque la actualidad televisiva ha parpadeado demasiado en mi pantalla. Y no hago referencia al pseudo-documental “la princesa del pueblo” (quien yo creo que sabrá mucho sobre cómo atraer a las masas y no dejar a nadie indiferente, pero de realeza poco) o a la sorprendente, agobiante y angustiosa cantidad de tv movies biográficas, sino al clásico no ya solo de Telecinco sino de toda la televisión: Gran Hermano.

Me pregunto qué opinarán las generaciones venideras cuando miren atrás y vean que aquí en su tierra se llegaron a hacer hasta 12 ediciones (y las que quedan) de este vouyeurismo

incontrolable que ocupa espacios en prácticamente toda la parrilla de la cadena. Ese afán exhibicionista del que hace gala dejó muy atrás las excusas y ya hace tiempo se erige como la única razón (combinada con el morbo de ver por la mirilla, aunque la presencia del mirón esté más que integrada en las conciencias de los concursantes y por tanto invalide la naturalidad y supuesta realidad del “experimento”) por la que se realiza el programa.

Van ya 12… Muchos de los dulces niños que crecen hoy entre nosotros ya no conciben el mundo sin este programa. En mi experiencia, el primero fue el único y más fuerte. El espíritu eurovisivo de antaño se apoderó de la audiencia en la primera final y nadie salió a la calle esa noche de julio para ver ganar a aquel gaditano. Un fenómeno.

¿Qué es ahora? Cantera de futuros y pasados personajillos de Hombres Mujeres y viceversa y sucedáneos. Fenómeno ya ninguno, pero audiencia sigue habiendo, así que mientras siga siendo esto así, Telecinco seguirá enriqueciendo nuestras mañanas, tardes y noches

con este tipo de programas sobre la naturaleza salvaje y los misterios del mundo (¿cómo pueden seguir enredando el asunto y de donde sale tanto friki con carencias afectivas?).

Los vestidos de la Milá mejor no los nombramos... Buenas noches.